Sesión de clausura
Sábado, 29 octubre 2022
12:00 h
La salud después del Covid-19
La percepción de haber pasado la pandemia es real, aunque estemos lejos de haberla superado. Con la aparición de nuevas variantes, que alcanzaron a Occidente con una buena parte de la población ya vacunada, la sensación es que estamos cerca de controlar la peor crisis de salud del último siglo. Pero si a estas alturas hemos sido capaces de procesar algunas certezas, tras casi tres años tan intensos como inciertos, hay dos que apuntan al horizonte inmediato. La primera es que tal vez esta pandemia es solo un anuncio de otras que están por llegar; la segunda es que, como en todas las crisis, quienes acaban pagando un mayor coste son quienes tienen menos recursos para hacerles frente. La brecha de equidad se amplía y no solo entre países ricos y economías menos favorecidas, también en el interior de los países más avanzados.
El caso de los EE.UU, con una política errática y cambiante en torno a la epidemia, en medio de un proceso electoral clave para el gobierno ultranacionalista de Donald Trump, revela un desequilibrio brutal en el impacto del virus entre poblaciones con recursos y aquellas más vulnerables. El patrón de desigualdad que se empezaba a comprobar en la salud de las personas como consecuencia de las pautas de alimentación, vivienda, educación o exposición a factores medioambientales se repite cono consecuencia de la pandemia de COVID. La cuestión es saber cómo hacer de la evidencia un elemento crítico a la hora de tomar decisiones.
La salud tiene un componente político ineludible: no es solo un bien individual, es también una condición para garantizar las relaciones económicas, sociales o familiares. El COVID ha trasformado la idea que teníamos de seguridad colectiva. Nuestra seguridad en Occidente ha mutado como el virus y ahora depende de la capacidad de frenar una pandemia y dar una respuesta a los problemas de salud, al menos tanto como de tener ejércitos capaces de defender un territorio. La nómina de amenazas globales ha cambiado y la pandemia, lejos de ser una anécdota en la historia, parece ser más bien el anuncio de lo que está por venir. Con la deforestación, la destrucción del equilibrio ecológico o el calentamiento global aumenta el contacto entre animales e individuos y se multiplica la capacidad de transmisión de enfermedades. La realidad local, además, genera urbes cada vez más contaminadas y patrones de compra y consumo que aumentan el riesgo de epidemias por enfermedades crónicas fruto de la obesidad o el deterioro de la salud mental. Cada uno de estos riesgos plantea un reto colectivo al que dar respuesta para evitar que la salud acabe siendo un factor de desigualdad aún más crítico que la economía o la educación ¿Cómo podemos encarar el futuro de la salud?
PONENTES
- Keshia Pollack Porter, presidenta del Departamento de Salud, Política y Gestión de la Bloomberg School of Public Health, Johns Hopkins University.
- Rafael Vilasanjuan, periodista, director de Análisis y Desarrollo Global en el ISGlobal y miembro del Comité de Dirección de Sociedad Civil de GAVI (The Vaccine Alliance).
Un mundo cambiante, un mundo eterno
La globalización presumía que el crecimiento del PIB conduciría a una homogeneización política y una estabilidad general que no se ha producido. Al contrario, en un mundo en cambio constante (tecnológico, económico, social), de ruptura de las estructuras establecidas desde la revolución industrial, el resurgimiento de la ultraderecha, los populismos o los islamismos nos hace pensar en la aparición de unas dinámicas en sentido contrario que proponen un volver a las raíces supuestamente propias, un recogimiento que mira a un pasado a menudo ficticio pero que se percibe como real y deseable. Esto ocurre en todas partes, pero ¿puede ser Rusia un ejemplo paradigmático de esta visión, de ese sentimiento de radicalización, de cierre, de refugio en un mundo propio? ¿Y el ataque a Ucrania debe verse como un acto concreto movido por razones geoestratégicas o es una manifestación del alma rusa profunda, de la fantasía de pueblo escogido, que pasa por encima de cualquier consideración práctica o ética?
PONENTES
- Sophy Roberts, escritora, autora de Los últimos pianos de Siberia.
- Jordi Alberich, economista, director de contenidos del Dénia Festival de les Humanitats.
Clausura institucional
- Vicent Grimalt, alcalde de Dénia.
- Josep Ramoneda, escritor y periodista, director de contenidos del Dénia Festival de les Humanitats.